
Durante los meses de invierno las personas que padecen esta obsesión utilizan de forma compulsiva e incontrolada largas sesiones de solárium y rayos UVA, una práctica tremendamente peligrosa que degenera en quemaduras, un envejecimiento de la piel prematuro y lo que es peor: cáncer de piel. Se desaconseja el uso de estos aparatos que proliferan sin ningún tipo de control médico.
Los pacientes que asisten tras el verano a la consulta de los dermatólogos con manchas y arrugas incipientes son principalmente derivadas del uso indebido de los protectores solares.
Los principales síntomas de La Tanorexia son:
Bronceado intenso de la piel
Quemaduras en la piel que tratan de ocultar con maquillajes
Envejecimiento prematuro en la piel
Situaciones de ansiedad
Edades entre 20 a 40 años
Conducta de visitar solárium y rayos UVA
Esta conducta obsesiva debe ser tratada por un psicólogo y las enfermedades que presente la piel derivadas de las exposiciones excesivas por el sol, por un dermatólogo.