El verano es el momento del año donde más calor se concentra en el ambiente. Ya sea en la península, en las islas o en el extranjero, la calidez de los meses estivales es acuciante y puede llegar a ser peligrosa. Nuestros cuerpos están programados para llevar a cabo una función de regulación térmica innata.

Esta regulación procura que no se superen los 37.0 grados en el organismo ni se baje de los 36.0. Cuando nuestra temperatura corporal asciende por encima de los 37 grados es lo que comúnmente llamamos fiebre y cuando baja de los 35 se considera hipotermia.

Este proceso de regulación térmica no solo se manifiesta a través de la temperatura interna de nuestro organismo. Hay otros factores externos, como el sudor que también son parte de este proceso.

El sudor no es más que la expulsión de líquidos en nuestro organismo a través de los poros de la piel, es un proceso necesario para mantener la temperatura óptima y liberar impurezas.

El sudor está compuesto por líquidos. Su pérdida provoca una deshidratación del organismo. En verano con el aumento de la temperatura y el sudor, la hidratación es clave para no caer enfermos y sufrir os efectos de la calidez durante este periodo.

¿Cuáles son las claves para estar bien hidratado?

Para evitar la deshidratación, Carina Gimeno Uribes, nutricionista de la Unidad de Obesidad del Hospital Quirónsalud Valencia  escribe para Quirón Salud las claves para ello:

  • Beber al menos 2 o 2.5 litros de agua al día: Nuestro cuerpo se conforma por un 60% de agua. Para los hombres la recomendación es mayor y que suelen tener características físicas más prominentes que las mujeres y es por ello que el ritmo al que pierden líquidos también es mayor.
  • Elegir agua como líquido principal para hidratarse: Esto puede parecer evidente. La realidad es que en verano es fácil descuidarse y consumir refrescos y/o otro tipo de bebidas altas en azúcar. Se debe de priorizar el consumo de agua antes que estas bebidas para reducir la cantidad de azúcar ingerida y maximizar los efectos hidratantes del agua
  • No hay que esperar a tener sed: El sentimiento de la sed en si ya es una señal propia de la deshidratación. Una de las medidas que se pueden tomar para evitar esto es mantener consigo siempre una botella de agua y periódicamente ir bebiendo para evitar que se produzcan estos efectos.
  • No tomes líquidos solo en las comidas, sino también a lo largo de toda la jornada: De esta forma no solo consumimos una mayor cantidad de líquidos, sino que también los repartimos a lo largo del día y facilita su ingesta.
  • Las frutas, verduras y gelatinas son buenas opciones para variar la manera de hidratarte: Ya no solo con la bebida, la comida también es una fuente natural de hidratación. Algunas frutas como la sandía son grandes fuentes naturales de agua y ricas en otros nutrientes como hidratos de carbono y fibra.

Estas son solo algunas de las claves que recomienda la profesional. De todo ello lo más importante es recordar que repartir los líquidos resulta la manera más optima de mantenerse hidratado todo el día y de evitar los potenciales efectos de la deshidratación.

Uno de los mecanismos que se puede utilizar para llevar a cabo esta repartición es el siguiente: Ocho vasos de agua y tres de bebidas refrescantes o infusiones sin azúcar como máximo al día. Lo importante es reducir al máximo las bebidas azucaradas y las bebidas alcohólicas. Este tipo de líquidos no tienen prácticamente aportes nutricionales y no son una buena opción para combatir los efectos del calor en el organismo.