No consigo saciarme

«Como sin parar, y no consigo saciarme».  una dieta para bajar de peso conlleva un gran esfuerzo pero el resultado final merece la pena. Nuestra salud y aspecto físico mejoran. Aumenta nuestra vitalidad, optimismo, autoestima…

El periodo posterior a la realización de una dieta es una de las fases más importantes para lograr mantener la línea. No bajar la guardia después del régimen es fundamental para no volver a ganar peso. No podemos olvidar todo lo que hemos aprendido y debemos mantener nuestras nuevas pautas dietéticas de por vida (aunque suene exagerado).

No obstante, es frecuente caer en las tentaciones que se evitaron durante el régimen. Tenemos ganas de darnos un capricho (helado, embutido, alcohol, chocolate…). Es normal. Así nos relajamos, calmamos nuestra ansiedad, no nos obsesionamos con la dieta… El problema es “abandonarnos” y volver a lo que hacíamos antes, por lo tanto, volver a engordar. Hay que buscar un equilibrio entre la salud y el placer a la hora de comer que nos permita mantener nuestro peso estable a lo largo de todo el año.

Algunos de los consejos para conseguirlo serían:

1) Toda persona debe comer sentada, cómoda, relajada, sin estímulos externos que la distraigan (ruidos, TV, teléfono, libro, periódico…) masticando muy bien los alimentos. Este simple hecho facilita la digestión y hace que nos saciemos. Destacar que la sensación de saciedad suele producirse unos 20 minutos después de comenzar a comer, por lo que si todavía se tiene hambre tras comer es aconsejable esperar unos minutos antes de seguir ingiriendo más alimentos.

2) Es importante mantener un horario de comidas lo más regular posible.

3) Debemos hacer al menos 5 tomas al día: desayuno, media mañana, comida, merienda y cena. Así disminuiremos nuestra ansiedad de forma natural y regularemos nuestro nivel de glucosa en sangre. Manteniendo intervalos cortos de tiempo entre comidas se quemarán más calorías.

4) Debes beber cada día unos 2 litros de agua ya que es esencial para el correcto funcionamiento del organismo, elimina las sustancias innecesarias, mejora el metabolismo y evita confundir la sed con la sensación de hambre. Si bebes agua antes o durante las comidas disminuirás la velocidad de la ingesta y comerás menos.

5) Sírvete en tu plato una ración moderada. Sólo si realmente tienes hambre, repite. Si te sirves desde el principio una ración excesiva, acabarás comiéndote todo el plato (¡por no dejar nada!) a pesar de no tener hambre.

6) Jamás omitas el desayuno. Es necesario para activar nuestro metabolismo ya que “rompe” el ayuno nocturno después de tantas horas sin comer.

7) Cena como mínimo 2 horas antes de acostarte. Durante el sueño, el metabolismo se relaja y quemarás menos calorías.

8) Debes comenzar tanto las comidas como las cenas, con un buen plato de verdura, en cualquiera de sus formas de preparación (puré, ensalada, a la plancha, menestra, gazpacho…) para reducir el hambre antes de los platos principales. Otra opción es comer incluso la fruta antes de este plato de verduras para saciarnos aún más.

9) Las comidas calientes envían más señales de saciedad al cerebro que las frías. Si se calienta un plato que en principio se iba a ingerir frío contribuirá a que se necesite comer menos.

En resumen, comer no es una carrera y tomarse el tiempo necesario contribuye a disfrutar más de lo que se está haciendo. No obstante, si a pesar de seguir estos consejos de manera estricta, tienes problemas, desde In-vitta te aconsejamos un par de productos dependiendo del tipo de hambre:

  • Hambre psicológica. Si tienes problemas de ansiedad y comes de manera compulsiva te ayudará a calmarte gracias a su composición de plantas relajantes y ansiolíticas como: Valeriana, Pasiflora, Espino blanco, Amapola de California, Tila…
  • Hambre fisiológica. Si no consigues sentirte saciado con las comidas calmará tu apetito por su elevado contenido en Glucomanano, Lino, Alcachofa…